El Vaticano vivió un momento histórico con la elección de Robert Prevost como el nuevo papa, quien tomó el nombre de León XIV. La espera culminó con la salida del humo blanco y, tras algunas horas, el Sumo Pontífice estadounidense se presentó en la Plaza San Pedro, donde la multitud lo recibió con gran entusiasmo.
León XIV, que se convirtió en el papa número 267, sorprendió a todos con su presencia y su vestimenta. En su primer discurso ante la multitud, recordó el legado que dejó el papa Francisco y aseguró: "Conservamos su voz en nuestros oídos”.
El Sumo Pontífice llenó la plaza con un mensaje lleno de esperanza y gratitud hacia el fallecido papa Francisco. "Construir puentes, diálogo y encuentro", fueron algunas de sus primeras palabras, similar a lo que predicaba Francisco, con una iglesia de inclusión. Además, dijo que fue fundamental que la Iglesia estuviera "siempre abierta a recibir a todos" y que se debe "caminar juntos, todos juntos".
En sus declaraciones, el nuevo papa evocó con cariño la voz del papa Francisco, recordando su bendición a Roma y al mundo. León XIV reafirmó la idea de que "el mal no prevalecerá" y nos instó a avanzar sin miedo, de la mano con Dios y entre nosotros, enfatizando que somos "discípulos de Cristo" y que el mundo necesitó su luz.
“Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo y unidos, vayamos adelante. Seamos discípulos de Cristo. El mundo necesita de su luz, la humanidad necesita de él como puente para alcanzada por Dios. Ayúdenos a construir puentes con diálogo, con el encuentro, uniéndonos para ser un solo pueblo. Gracias al papa Francisco”, dijo.
Luego agradeció a todos los cardenales que lo eligieron y se presentó ante el mundo: “Soy un hijo de San Agustín. Soy cristiano y, para ustedes, obispo. En ese sentido, podemos caminar todos juntos hacia esa patria a la cual Dios nos ha preparado”.
